jueves, 25 de junio de 2009

Niños Indigos


Por Lee Carroll y Jan Tober

En nuestra investigación sobre el niño índigo, hemos descubierto un hecho evidente: aunque estos niños son un grupo de seres relativamente nuevos, su sabiduría atemporal nos muestra una forma de ser nueva y más amable, no sólo con respecto a ellos sino también entre nosotros.
En primer lugar, veamos la definición: un niño índigo es aquel que manifiesta un conjunto de características psicológicas nuevas e inusitadas y presenta un patrón de comportamiento que no suele estar documentado.
En 1982, Nancy Ann Tappe escribió un libro titulado Understanding Your Life Through Color, la primera publicación conocida en la cual se identifican los patrones de conducta de estos niños nuevos. Nancy clasificó ciertos tipos de comportamiento humano en grupos de colores y, de forma intuitiva, creó un sistema notablemente preciso y revelador.


Para aquellos que piensan que clasificar a los seres humanos por grupos de colores es extraño y sólo vale para los interesados en metafísica, recomendamos un libro recién publicado The Color Code: A New Way lo See Yourself, Your Relationships, and Life, del doctor Hartman Taylor. Este libro no tiene nada que ver el niño índigo, y sólo lo mencionamos para demostrar que asociar los colores con las características humanas no es nada extraño. El libro de Hartman trata del modelo hipocrático o medieval de tipificar las personalidades (sanguíneo, melancólico, flemático y colérico) y asigna un color a cada una: rojo, azul, blanco y amarillo.

Como hemos dicho, las agrupaciones por colores de Nancy Tappe son intuitivas, pero también muy exactas, y se basan en la observación práctica. Uno de los grupos de colores que ella menciona es, como el lector ya habrá adivinado, el índigo. Esta clasificación revela con gran precisión el nuevo tipo de niño... ¡y lo hizo hace veintiún años!

Superdotados

Ya se sabe que el niño índigo nace superdotado. Muchos de ellos son filósofos por naturaleza, que se plantean el sentido de la vida y la forma de salvar el planeta. Son grandes científicos, inventores y artistas innatos. Sin embargo, nuestra sociedad, basada en la energía antigua, está sofocando los dones que tienen estos niños.

A veces, se comete el error de pensar que muchos niños superdotados tienen "problemas de aprendizaje", según la National Foundation for Gifted and Creative Children, una organización no gubernamental y sin fines de lucro cuyo objetivo primordial es la asistencia a estos niños tan valiosos. "El sistema de educación pública destruye a muchos niños superdotados. A muchos de ellos les ponen por error la etiqueta de "falta de atención o hiperactividad", y muchos padres no se dan cuenta de que sus hijos podrían ser superdotados en potencia."

La Fundación menciona las siguientes características para que los padres puedan darse cuenta si su hijo es superdotado:
· Tiene una gran sensibilidad.
· Tiene una cantidad impresionante de energía.
· Se aburre fácilmente; a veces, parece que tiene muy poca capacidad de concentración.
· Necesita estar rodeado de adultos emocionalmente estables y seguros.
· Se resiste a la autoridad, a menos que se presente democráticamente.
· Tiene sus propios métodos de aprendizaje, sobre todo en lectura y matemáticas.
· A veces se frustra enseguida, porque tiene grandes ideas, pero le faltan los recursos o las personas necesarios para ayudarlo a llevarlas a cabo.
· Aprende a través de la exploración, y se resiste a aprender de memoria o a limitarse a escuchar.
· Es incapaz de permanecer sentado y quieto, a menos que esté absorto en algo que sea de su interés.
· Es muy compasivo, y tiene muchos temores, por ejemplo a la muerte y a la pérdida de sus seres queridos.
· Si experimenta el fracaso, es posible que se rinda de inmediato y desarrolle bloqueos de aprendizaje permanentes.

La organización coincide con nuestras conclusiones de que "es posible que los niños superdotados se retraigan cuando se sienten amenazados o alienados y tal vez sacrifiquen su creatividad con el fin de "integrarse". Muchos de los niños a los que hacemos pruebas muestran un coeficiente intelectual elevado, pero a menudo tienen "congelada" la creatividad."



Características del Niño Índigo

Estos niños vienen al mundo respetándose a sí mismos y absolutamente conscientes de que son hijos de Dios, y se sienten bastante confundidos y consternados si sus padres no tienen la misma sensación de ser, por encima de todo, seres espirituales. Por lo tanto, es esencial que los padres se respeten a sí mismos. No hay nada que el niño índigo desprecie más que unos padres que no se ganan el respeto de sus hijos, sino que, por el contrario, ejercen en el niño su poder y su responsabilidad parental.

El respeto por sí mismo tiene que venir desde adentro. Si uno se limita a seguir las técnicas que recomienda algún "experto", estos niños se dan cuenta. Hay que ser sincero y ser como se es realmente, y todo lo que uno puede ser. Tiene que ser un modelo para sus hijos, porque ellos aprenden fundamentalmente siguiendo el ejemplo de sus padres, más que sus palabras. Si estos niños perciben que el ejemplo de sus padres no tiene integridad, se alejarán. De todos modos, nunca van a imitar a sus padres al cien por ciento, porque sin duda tienen su propia identidad.

La libertad es muy importante para el niño índigo. La auténtica libertad va acompañada de la responsabilidad por las decisiones tomadas, decisiones que deben ser adecuadas al grado de madurez del niño.
Por lo general, estos niños son criaturas independientes; de modo que cuando se salen con la suya, no tenemos que tomarlo como una cuestión personal. Tienen unos objetivos muy claros, aunque a veces nos da la sensación de que arremeten contra nosotros como un tren de carga.

Son lo que Comen

Este es otro aspecto en el cual los niños nuevos no tienen la misma herencia que nosotros. Comer no es tan importante para ellos. No suelen consumir gran cantidad de comida, lo cual preocupa bastante a muchos padres, por irónico que parezca, con lo nerviosos que nos pone nuestro propio peso. Ellos comen lo que necesitan para alimentar su cuerpo; no morirán de hambre.

Estos niños son compasivos con otros seres vivos: el planeta, la vida en general, los animales, las plantas y las demás personas. Reaccionan ante la crueldad, la injusticia, la inhumanidad, la estupidez y la falta de sensibilidad. Aunque quieren cosas, no son materialistas (a menos que los consientan demasiado) y suelen ser generosos.

Estos niños están totalmente decididos a conseguir lo que se proponen. Lo malo es que perseveran insistentemente hasta que consiguen lo que quieren. Es preferible decir: "dame tiempo para pensarlo", en lugar de decir que no de buenas a primeras. Por lo general, tienen buenos motivos para lo que quieren, con lo cual es posible que nos hagan replantearnos la respuesta y echarnos atrás.

El Sentido de Responsabilidad

La primera norma con el niño índigo es tener menos reglas y más pautas y principios de comportamiento. Si ellos tienen valores y principios, pueden encontrar la mejor manera de hacer las cosas. Hemos de ayudarles a elaborar un código ético que nazca del corazón, de modo que cuando no estemos presentes, sus relaciones y sus decisiones procedan del amor, en lugar de depender de una figura de autoridad que les diga lo que tienen que hacer, o de esperar a que esta figura de autoridad desaparezca para hacer exactamente lo que les dé la gana.

La mayoría de los seres humanos no reacciona bien ante las órdenes. Es mejor ser un confidente y un asesor cariñoso y digno de confianza que no ser más que alguien que impone una disciplina. Hay que definir muy bien los límites, antes de imponerlos. Las demandas han de estar orientadas al nivel del niño. Hay que dar cabida a la responsabilidad infantil y dejar que el niño aprenda de las consecuencias lógicas y naturales. Conviene discutir los temas con los niños y dejarles opinar. Si confiamos en ellos, es probable que sean dignos de confianza.







El Amor Es la Clave

Hemos de tener en cuenta que este hijo nuestro ha tenido tantas vidas (más o menos) como nosotros y, por lo tanto, es un ser espiritual igual que nosotros, con sus propias experiencias, talentos, karmas y rasgos de personalidad. Los niños se han encarnado para estar con nosotros. Nos han escogido como padres para aprender ciertas lecciones, adquirir experiencia, desarrollar determinados aspectos de su personalidad y trabajar para reforzar los aspectos más débiles de su desarrollo espiritual.

Pero esto no nos absuelve de nuestras responsabilidades como padres, aunque sí de ser totalmente responsables por aquello en lo que se han convertido nuestros hijos. Como seres espirituales, son iguales que nosotros. Esta vez han elegido ser hijos nuestros; puede que nosotros fuéramos hijos suyos en alguna otra vida. Los padres dicen a menudo: "espera a tener tus propios hijos. ¡Espero que sean igualitos a ti!". Puede ser que por eso nuestros hijos hayan llegado a ser hijos nuestros esta vez. Nos parecemos más a nuestros hijos, y ellos a nosotros, de lo que queremos admitir.

La máxima oportunidad de crecer que tenemos es a través de nuestras relaciones con los demás. Sólo en la medida en que nos vemos reflejados en ellos nos llega la retroalimentación de lo que somos. Si podemos ver los temas que nos plantean nuestros hijos como una oportunidad para desarrollar tanto nuestra personalidad como la de ellos, los problemas nos parecerán mucho menos problemáticos. Las dificultades sólo aumentan cuando nos preocupamos, echamos la culpa o tratamos de evadirnos de los desafíos que ellos nos plantean. Fijémonos en aquello que nos cuesta manejar en nuestros hijos, y veremos lo que podemos aprender.

Hemos de sentirnos honrados, porque nos han escogido por un motivo, y debemos ponernos a la altura de la situación. Hemos de brindarles nuestro tiempo, nuestra atención y a nosotros mismos: en esto consiste el amor. Los niños recuerdan los acontecimientos importantes que han pasado con nosotros, pero no recuerdan con qué frecuencia se produjeron, de modo que hemos de entregarnos plenamente, cada vez que podamos.

Juegos y Risa

Cuando jugamos con los pequeños, los ángeles juegan con las estrellas. El poder del juego abre las puertas del universo, donde todos jugamos con el Creador a un juego jubiloso, un juego amoroso: dar y recibir. Debemos respetar y aprender de la intención de jugar que tienen los pequeños. Ellos nos enseñarán la inocencia de su corazón, que abraza el amor incondicional. Ellos heredarán la tierra con este amor.

Dentro de la mente y el corazón de los niños, están sus imaginaciones y sus visiones del planeta Tierra. Esta es la misión del niño índigo: preparar a la humanidad para el canto universal del amor. Estas visiones inspirarán el mismo canto en todo el universo. Escuchemos estas visiones. Veamos su esperanza y guiémosla, porque es la visión del mañana en las imaginaciones de hoy.

La clave es la risa! Escuchemos cómo ríen los pequeños. Cuando ellos ríen, las estrellas rebosan de alegría, porque su risa es alegría y esperanza por la luz nueva que ilumina el planeta Tierra, el planeta de la libre elección, el planeta de la risa. ¿No están demasiado serios nuestros hijos? Y las personas mayores, ¿no les están enseñando a los pequeños con su ejemplo? Riámonos con esto y comprendamos que los pequeños también tienen que hacerlo. Lo exige el corazón. Lo exigen las estrellas. Lo exige el universo. La risa es necesaria para que el planeta siga vibrando con amor, alegría y paz. ¡Riamos con los pequeños!



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